Estados Unidos se convirtió en 2007 en el segundo mayor consumidor de vino en el mundo, tras superar a Italia y sólo por detrás de Francia, y las tendencias apuntan a que en un plazo breve pueda convertirse en el mayor mercado para estos productos. Los datos han sido aportados en el VI Foro Mundial del Vino por el presidente del Consejo del Mercado del Vino de Estados Unidos, John Gillespie.
La noticia positiva para los vinos españoles es que, dentro de esa tendencia al alza, siguen mejorando sus posiciones: “Las importaciones desde España han crecido en 7 millones de cajas, principalmente de tinto, y los cavas aumentaron de forma importante y ya suponen casi el 9% del mercado de espumosos y se van consolidando como una alternativa más variada y menos costosa al champán francés”, señaló el ponente.
‘Epidemia social’
Gillespie se refirió al momento histórico que vive el vino en su país como un punto de inflexión marcado por tres circunstancias excepcionales: “por primera vez, las encuestas entre consumidores de vino estadounidenses reflejan que hay más consumidores habituales (55%) que marginales (45%). También por vez primera, hemos llegado a la neutralidad de género entre los consumidores, que están igualados entre hombres y mujeres al 50% de los 21 a los 44 años. Por último, también es nuevo que la edad media de los consumidores habituales (45,5 años) sea inferior a la edad media de los ocasionales (46,9 años).
La clave de esta inflexión cabe buscarla precisamente entre la población joven americana que ha protagonizado lo que Gillespie denominó ‘epidemia social’: “se puede decir que el vino ha acabado por convertirse finalmente en una parte de nuestra cultura”, si bien puntualizó que esa expansión está muy localizada en los estados de las costas este y oeste.
También por primera vez el consumo de vino supero los 300 millones de cajas y llegó a 314,4. Y además, buena parte de esos nuevos consumidores optan por el vino frente a otros productos: en el año 2000, de 113 millones de consumidores de bebidas alcohólicas, sólo el 43% (49 millones) tomaban vino frente al 57% que bebían cerveza. Siete años más tarde, el número total de consumidores de vino ha aumentado a 75 millones y ya suponen el 57% de quienes toman bebidas alcohólicas.
Desde la experiencia de Gillespie, todo ello es consecuencia del cambio en el consumo que ha impulsado la generación conocida sociológicamente como “del milenio” –jóvenes de 21 a 31 años-, que a su vez ha impulsado a la generación inmediatamente anterior en edad, la ‘generación X’ –de 32 a 44 años- quienes, tras apostar inicialmente por la cerveza, han modificado sus gustos hacia el vino.
Estrategias en un mercado competitivo
“Estados Unidos es un gran mercado para el vino, que en 2007 movió 30.000 millones de dólares en ventas y va a seguir creciendo –señaló John Fredrikson, presidente de la consultoría especializada en la industria del vino Gomberg, Fredrikson & Associates-. Pero también es un mercado muy competitivo y con gran cantidad de marcas. Y aún no sabemos la influencia que puede tener el momento de crisis que vivimos en el país”.
Para entrar y permanecer en ese mercado con garantías, tanto Gillespie como Fredrikson aportaron una serie de consejos acordes con las tendencias: seguir destacando los efectos saludables del consumo moderado de vino, apostar por variedades y elaboraciones diferentes que aumenten la capacidad de elección, y estar atentos a las tendencias de vinos afrutados y suaves que llegan de los productores emergentes y que han atraído especialmente a esa población joven.
Además, avisaron sobre el cambio de tendencias que se está viviendo en la distribución, donde las comunicaciones son importantísimas para estar presentes en los mercados, tanto Internet –medio con especial protagonismo entre las generaciones que han impulsado el consumo- como la presencia de productores o de distribuidores. Sobre éstos últimos, señalaron que en los últimos años se han concentrado en grandes empresas, dejando oportunidades de acceso al mercado en circuitos pequeños.