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La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas desea expresar ante la opinión pública su malestar y disconformidad con los contenidos de la campaña publicitaria que actualmente realiza en radio y televisión la Dirección General de Tráfico.
“Lo que bebes en la comida, en el aperitivo, también puede ser delito. ¡Y cualquier día vas a acabar en la cárcel!”. Esta amenazante frase corresponde a dicha campaña de la DGT, cuyo objetivo es prevenir los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas. Objetivo muy loable, para el que sin embargo se utiliza un argumento a todas luces desmesurado, falto de credibilidad y redondeado con el siguiente despropósito: “Te tomas unas cañitas, tus vinos al medio día... ¿a quién van a detener por eso? Pues a ti, ¿te enteras?”.
Una vez más la Administración Pública maltrata y discrimina en sus campañas al vino, única bebida alcohólica que se menciona expresamente con su nombre. De poco ha servido su reconocimiento en la Ley de la Viña y el Vino de 2003 como alimento ligado a la dieta mediterránea, con innumerables ventajas para la salud e íntimamente relacionado con la historia, la cultura y la economía de nuestro país. Un reconocimiento legal del máximo rango que debería ser tenido en cuenta por cualquier normativa que pretenda salvaguardar nuestra salud, como lo es la regulación, sin duda necesaria, del consumo de bebidas alcohólicas y la conducción de automóviles.
Pero es obvio que la DGT transgrede con su campaña los límites de la legislación actual en la materia y estigmatiza el consumo de vino en las comidas, convirtiéndolo en un hecho delictivo. Este abusivo lenguaje publicitario es algo que clama contra la más elemental racionalidad y el derecho de las personas al consumo responsable de un producto saludable como el vino. El trato injusto a que se le somete en la campaña constituye además una grave amenaza para el conjunto de la vitivinicultura española, dada la gran trascendencia que la viña y el vino tienen en nuestro país, tanto en su componente socioeconómica y de desarrollo rural (1,2 millones de hectáreas, 400.000 explotaciones, 30.000 empleos directos y otros tantos complementarios), como medioambiental, ya que el cultivo del viñedo está integrado en el medio natural, protegiendo los suelos contra la erosión y configurando el paisaje.
Resulta por tanto inaceptable la demagógica argumentación empleada por la actual campaña publicitaria de la DGT e incomprensible por qué se criminaliza al vino cuando las pautas de consumo moderado dentro de una dieta equilibrada que se dan en el vino, pueden perfectamente servir de ejemplo frente a otros consumos inadecuados de alcohol. La información y la formación sobre la cultura del vino desembocan en una prevención natural que resulta la mejor forma de atajar el riesgo de abuso en el consumo.
Esta es precisamente la línea de actuación que preconiza la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas, apostando por la promoción del “consumo responsable”. Igualmente, nos parecen magníficas otras iniciativas como las emprendidas desde la Comisión Europea que, frente al ineficaz prohibicionismo de algunas campañas antialcohólicas, fomenten el consumo responsable de un producto saludable como el vino.